Huracán tuvo una noche perfecta y le dio un cachetazo a Vélez en una finalísima para escaparse del descenso

El homenaje a los campeones del ’73 humedeció los ojos, sobre todo entre los plateístas que peinan canas. Y el aura de aquel equipo histórico de Huracán que cumplió medio siglo de gloria se respiraba en cada rincón del Palacio Ducó. La noche estaba planteada para una fiesta en Parque de los Patricios. Los futbolistas vestidos de blanco entendieron que no podían defraudar. Y jugaron una verdadera final ante Vélez, un rival directo en la dura lucha por la permanencia. Con un gol de Matías Cóccaro en el arranque de cada tiempo y otro de Rodrigo Echeverría en el epílogo, consiguió tres puntos clave para salir de la zona roja de la tabla general y, en simultáneo, corporizarse en el líder de la Zona A de la Copa de la Liga.

Y casi como un guiño a ese preámbulo emotivo, Huracán se puso rápidamente en ventaja. Fue a partir de un buen pase filtrado de Rodrigo Echeverría que Walter Mazzanti dejó correr y encontró una gran definición de Cóccaro. El delantero uruguayo, goleador del Globo y del torneo con seis conquistas, mostró todos los atributos del “9”: controló, se fajó entre los centrales y sacudió con violencia.

Huracán no aflojó el ritmo a pesar de la prematura apertura del marcador. Estaba programado para hacerse cargo de la iniciativa y tomar las riendas del juego. Plantado en el campo rival, a partir de un 4-2-3-1, se lucieron los laterales, especialmente Lucas Souto. Y en el mediocampo, el doble cinco chileno se mostró complementario. William Alarcón y Echeverría hicieron un buen tándem en la articulación del circuito de pases y la recuperación. Adelante, Cóccaro siempre inquietó.

Y en este contexto, Vélez se vio agobiado por la presión de Huracán. En la zona central no hicieron pie Juan Ignacio Méndez ni Yeison Gordillo y sufrieron los zagueros Lautaro Giannetti y Valentín Gómez. Había buen juego interno, movilidad en el local y preocupación en el visitante.

Recién sobre la media hora se soltó un poco Vélez cuando se desprendió Leonardo Jara por la derecha y Elías Gómez por la izquierda, pero sobre todo en los momentos que la pelota pasó por los pies de Claudio Aquino. Tuvo dos el conjunto de Liniers, pero aparecieron las manos firmes de Lucas Chaves. Un remate de Santiago Castro y una guapeada de Pizzini.

Huracán halló espacios y debió viajar al entretiempo con algún gol más. Cóccaro saliendo del área dejó claro que puede ser un buen conector. Y tras una maniobra del uruguayo, Alan Soñora dejó a Mazzanti mano a mano con Gastón Gómez, pero el atacante se abrió y el arquero tapó con esfuerzo.

Fue dominante el Globo, pisó muchas más veces el área que Vélez, pero no terminó bien las jugadas. Y tan disconforme quedó Sebastián Méndez que metió mano para salir a disputar el complemento. El Gallego sacó a Jara, Gordillo y Valentín Gómez. Ingresaron Tomás Guidara, Nicolás Garayalde y Miguel Brizuela. Fueron cambios nominales, no hubo una disrupción táctica.

Huracán volvió a pegar de entrada. Con Soñora logró un buen ejecutante para la pelota parada. Y Alan remató un tiro libre desde la derecha que cruzó el cielo de Parque Patricios hasta llegar al vértice izquierdo del área. Ahí mismo, Cóccaro sacó un disparo de cachetada que rozó en Giannetti y descolocó a Gastón Gómez.

El segundo grito que explotó en las gargantas de los hinchas noqueó a Vélez. Huracán no renunció a su intensidad. Fue por más. Y cada vez fluyeron más espacios por la desesperación visitante, que intentó generar alguna reacción con el ingreso de Gianluca Prestianni por el desangelado Pizzini.

Sin embargo, Vélez nunca estuvo cerca del descuento. Pero Huracán no lo podía liquidar. Mazzanti, Cóccaro y Soñora perdieron el tercero. Entonces, Diego Martínez hizo cambios. Entraron Franco Alfonso, Marcelo Pérez y Andrés Roa, modificaciones que no estuvieron pensadas para planchar el partido. Por el contrario. Y en la última corrida de Mazzanti, Echeverría arremetió para el tercero.

Vélez dejó una pobre imagen. Y lo más preocupante: no sólo fue superado futbolísticamente; también, en actitud. Huracán se lo llevó por delante. Con fútbol y corazón. Justo antes del clásico con San Lorenzo, ni más ni menos.

Fuente: Clarin.

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